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Existen un montón de remedios para combatir el calor, los clásicos como beber agua constantemente, toallas húmedas frías sobre la nuca, muñecas o pies, rociadores de agua o simplemente encerrarse en la habitación con el aire acondicionado a tope. Pero existen otros métodos más radicales que además de aliviar nuestra temperatura corporal consiguen que nuestro espíritu se refresque por completo. Sin duda la propuesta que pone encima de la mesa Metro Dance Club es de las más efectivas, por ambiciosa, por novedosa y sobre todo porque utiliza la música y la diversión como herramientas capaces de conseguir que el mercurio de los termómetros no sean un factor que nos empuje al sedentarismo veraniego.

Cualquiera que haya asistido a La Summer de Metro Dance Club puede afirmar que las leyes de la naturaleza funcionan de forma diferente en sus espacios, ya que se produce un fenómeno que sólo se manifiesta en aquellos contextos donde la felicidad es la protagonista absoluta. Este fenómeno se llama el calor frío, corazones ardientes palpitando, pasión y cuerpos refrescantes carentes de cualquier proceso de deshidratación. Ese calor frío lleva presente en Bigastro desde la primera Summer de Metro Dance Club, una sensación difícilmente explicable pero altamente adictiva.

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La música electrónica es algo serio, sobre todo aquella por la que apuesta Metro Dance Club. No se trata de un sonido de consumo rápido, no se trata de un sonido fast food repleto de colorante y aditivos malsanos. La música electrónica de Metro Dance Club es cultura, pero un error muy común es creer que la cultura no puede ser divertida, irreverente, imaginativa. No todo tiene que ser outfits negros y gestos de concentración, la diversión está intrinsecamente relacionada con la música electrónica de calidad. Y como a Metro le encanta llevar sus conceptos al extremos, con La Summer no se corta a la hora de pedir a los metrolovers que se desmelenen, que saquen su lado más loco y que disfruten como niños chapoteando, sin importarles lo que los más puristas piensen de ellos.

Metro Dance Club concibe su Summer como un parque de atracciones, como un espacio de regocijo y alboroto, como un refugio colorido y refrescante en el que lo único que no está permitido es el aburrimiento. Un ejemplo perfecto de que la frescura del contexto y la densidad musical pueden ir de la mano. Y esta filosofía no sólo es aceptada por los clubbers, los artistas se meten de lleno en la locura colectiva siendo capaces de encontrar matices en su sonido que nunca antes habían conseguido.

Si ya has estado en una Summer no necesitas que te expliquemos de qué va, has disfrutado en tus carnes esa magia hilarante y ese sentimiento de diversión sin límites. Si eres de esos que aún no has tenido la suerte de vivirla, en estas líneas no encontrarás una descripción detallada de lo que sucederá. Es mucho mejor que te sorprendas, que llegues al Chalet de Bigastro sin spoilers, libre de cualquier información que pueda condicionarte. Simplemente entra, participa, libérate y te prometemos que cuando salgas de Metro, tendrás la sonrisa más auténtica que tu cara jamás haya dibujado.

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