Desafiar la percepción. Este ha sido el propósito de Alejandro Sáiz cada vez que ha subido a la cabina de Metrodanceclub durante los últimos catorce años. Compartirla con tantos grandes aristas de talla mundial y el contacto permanente con la sala han pulido su sonido hasta hacerlo adictivo para el público del Dancefloor. Descubrir y bailar en dosis letales. Esa es la fórmula.

Escuchar a este chico ofrece el placer de presenciar algo especial, algo que invoca la faceta más salvaje de la gente y sintoniza con ellos más allá de lo meramente festivo. Su interpretación del techno es versátil y profundamente elaborada, ritmos turbadores, oleadas de sutil abrasión, suspense, energía.

Trompetas de ángeles y trombones del demonio, estáis todos invitados.