Richie Hawtin creció en Windsor, Ontario (Canadá), que se encuentra a pocos kilómetros de la capital del techno estadounidense, Detroit. Fue esta proximidad geográfica la que permitió a Hawtin viajar a menudo a los Estados Unidos para escuchar la música de Kevin Saunderson y otros grandes del techno que ya estaban establecidos en la capital de Michigan al otro lado de la frontera.
A pesar de haber empezado ya a pinchar, Richie solía ser un chico tímido e introvertido sin la confianza necesaria para pedir actuaciones en los clubes de Detroit, según cuenta, fue su novia y mayor fan la que presionó a los dueños de los primeros clubes para que le contrataran y dejaran que empezara su historia. Junto con John Acquaviva, produce sus primeras mixtapes y las pincha en Detroit para hacerse notar por músicos locales como Derrick May y poco a poco poner un pie en la escena que le impulsaría más tarde.
Fue a partir de estas mismas influencias, junto con el acid house hipnótico de Chicago y el Reino Unido, lo que daría forma al estilo musical de Plastikman, el primer proyecto artístico de Richie que más tarde evolucionaría hasta convertirse en el plastikman show, con una combinación de sonido, visuales y espectáculo de luces todo coordinado por el propio artista en directo. Una vez que empezó a pinchar, las cosas despegaron rápidamente. En 1992, Hawtin se convirtió en DJ residente de un club de Detroit llamado The Music Institute, donde su residencia duraría 4 años. Fue en esta época cuando el techno empezó a despegar en popularidad, y Hawtin ayudó a allanar el camino con discos como «Just Be» y «The Plastique Fantastique».
Se trasladó a Nueva York durante diez meses y luego se fue a Berlín, donde se dejó crecer el pelo, perdió las gafas y se entregó de lleno al estilo de vida. Al mismo tiempo, surgió un gran interés por el minimal, un estilo de techno despojado y descarnado del que Hawtin fue pionero y que todos disfrutaron en MINUS. Fue una fase que llenó de energía el mundo de los clubes, desechando la cursilería y devolviendo la música de baile a sus raíces percusivas. La estrecha asociación de Hawtin con Sven Vath en esta época atenuó la oscura crispación de su personaje Plastikman, sacando a relucir su alegría de vivir interior. Sus residencias en las noches Cocoon de Vath en Ibiza le permitieron finalmente enamorarse de la isla después de un comienzo difícil en los años 90. Fue el comienzo de una nueva era para Hawtin.
En 2012, Hawtin creó su increíble experiencia ENTER. en Space, Ibiza, una destilación de su visión, una aventura de cinco salas impecablemente diseñadas, con baile extático durante toda la noche y, lo que es más importante, un Sake Bar, que ofrece cinco ENTER.sakes únicos y deliciosos. También está el espacio favorito de Hawtin, la Mind Room, brillante, psicodélica y similar a un útero, adobada con electrónica vanguardista y abstracta. Durante 12-14 semanas entre 2012 y 2015, se reunieron 7000 juerguistas, atraídos por el poder del «punto». El logotipo del punto negro de ENTER., en parte silueta de eclipse total, en parte declaración de arte minimalista, y todo genialidad de marketing, salpica la isla blanca durante todo el verano, desde tatuajes temporales a pelotas de playa, pasando por el confeti de cañón que llueve sobre la pista de baile de ENTER. ENTER. ha evolucionado hasta convertirse en enormes espectáculos mundiales en Ámsterdam, Japón, Londres, Madrid y México.
Por otra parte, con Hawtin una nueva era suele estar a la vuelta de la esquina. En enero de 2016 puso fin a ENTER. en Ibiza, impulsado por su deseo de centrar su atención en una serie de nuevos proyectos. Siempre ha cambiado, pero siempre ha seguido siendo el mismo, manteniéndose fiel a sus ideales fundamentales, pero avanzando a toda velocidad para ver lo que puede conseguir. Hoy en día se reconoce su posición como estadista de la música de baile. En la serie de conferencias CNTRL de 2012, recorrió las universidades de Estados Unidos poniendo en contexto el actual auge de la música electrónica de baile en el país. Si aquello era dar una perspectiva histórica al presente musical, CNTRL volvió en 2015 con una gira por Estados Unidos de 8 fechas con conferencias en universidades por el día y espectáculos en clubes por la noche, las charlas acariciaron ideas y prácticas provocadoras para músicos, productores y DJs en ciernes. En 2015, su compromiso con la educación se consolidó cuando recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Huddersfield por su destacada contribución al mundo de la tecnología musical.
Cuando se le preguntó por su experiencia durante los cierres de Covid, cuando la mayoría de los clubes estaban cerrados y los artistas no podían ganarse la vida haciendo giras, Richie mencionó que aprovechó este tiempo de inactividad para reflexionar sobre los fundamentos, aunque no se puede ignorar que la mayor parte de la escena techno underground ya no es tan underground como antes, y si por un lado la distribución digital de los medios ha permitido a muchos artistas escalar hasta el reconocimiento mundial, ha dejado a muchos otros actores emergentes sin la sostenibilidad financiera que suponía una comunidad comprometida cerrada hasta cierto punto. En cierto sentido, la narrativa no se ha actualizado para adaptarse a la realidad económica de nuestros tiempos.
A menudo criticado por los puristas del techno por ser demasiado comercial y colaborar con artistas de EDM pop como Skrillex o Deadmaus, Hawtin es en realidad muy abierto de mente y recuerda que a pesar de que la escena musical nació en clubes underground con 200 personas, es emocionante ver a los nuevos chicos del bloque llenar estadios tocando desde un portátil, es una escena en constante transformación y no tiene sentido cerrarse a lo nuevo.
Hawtin encuentra algo mágico en pinchar en directo, ya que sus mezclas surgen sobre todo de la improvisación, en lugar de tener una lista de reproducción y una mezcla de efectos en la cabeza antes de empezar. El productor percibe la energía de la sala, la combina con la suya y crea algo único en tiempo real mezclando temas de otros artistas y haciéndolos suyos por única vez en la historia: es este momento irrepetible el que le hace vibrar a él y a su público. Combinando fuentes de sonido analógicas y digitales, consigue una sinergia entre la «temperatura» clara y transparente de las primeras y la calidez oxidada de las segundas.
Si algo podemos asegurar es que Richie Hawtin es una de esas “raras avis” que se pueden definir como atemporales, ya que ni el pasado, ni el presente, ni el futuro son un lastre para este artista. Su talento es tan inmenso, que logra unificar el tiempo en un sonido y en un sentimiento.