Para que un artista se convierta en leyenda deben darse una serie de factores, pero los tres pilares que forjan una leyenda son la casualidad, la pasión y la constancia. Estos tres mandamientos son los que Oscar Mulero ha seguido a rajatabla para llegar a ser considerado un gurú de la escena techno mundial.

Casualidad por vivir en los 80’s en un Madrid en plena ebullición, por entrar en una tienda de discos y comprar el “Standing on a Beach”, de The Cure y encender una chispa que se transformó en una llama que aún sigue más viva que nunca. La casualidad hizo que aquel estudiante de FP, mecánico en un taller de coches y  bajista en una banda de rock, se sintiera contagiado por el aroma de los vinilos y las cintas de casete entre las que se encontraba el Waveform Transmission Vol.3 de Jeff Mills.

La pasión comenzó a florecer con sus primeras sesiones en New World y se incrementó con su presencia en Nuclear Zone, el disco oficial del club que rápidamente se convirtió en un álbum de culto. Su pasión llegó a un punto álgido con el paso a THE OMEN, el templo más mítico de la escena madrileña que rápidamente se expandió por todo el país contagiando los sonidos más industriales del techno underground.  Esa pasión irrefrenable, en ocasiones enfermiza, se puso de manifiesto en su actuación en el Sónar de 1996. Un set memorable que propició el ascenso definitivo al Olimpo electrónico de Oscar Mulero y que hoy en día sigue siendo recordado como uno de los momentos más especiales de la historia electrónica nacional.

Constancia ha sido uno de los puntos fuertes de Oscar, no rendirse, perseverar, no cejar en el empeño de mostrar su increíble talento y su facilidad para moverse en diferentes parajes del sonido underground sin mostrarse repetitivo o redundante. Sus trabajos en sus sellos WarmUp y PoleGroup, combinados en diferentes sellos de gran prestigio, le han permitido mantener una línea de coherencia inusual en la industria electrónica. Constancia es lo que le ha llevado a crear gemas de incalculable valor como “Quite Unusual”, “Double Sided Hospital: Medical Mesh”, “Anaconda”, “Trolley Route: Exercise Two”, “Fasenuova: Aullidos Metálicos”, “Muscle and Mind”, “Paradisaea”, “Perfect Peace”, “Electric Shades”, “Gradual Blending”, “The beauty of leaving a legacy”, “Spatial Sequence Synesthesia”, “Tormenta”, “Propaganda”, “Titan” o “Horses”. Todos estos trabajos y muchos más demuestran que para Oscar Mulero el concepto dar un paso atrás no tiene sentido.      

La próxima cabina en la que Oscar Mulero romperá las gráficas de la escala sismológica de Richter será la de Metro Dance Club, el epicentro del sonido electrónico más vanguardista e irreverente de nuestro país. Casualidad, pasión y constancia son tan solo tres aspectos de los muchos que adornan la trayectoria y la personalidad de este amante de la fotografía, un artista que sacude conciencias y corazones a partes iguales desde una cabina.