El brillo de la luz cósmica se refleja en las superficies pulidas, que a veces forman largas curvas suaves y otras terminan en una arista, parte de la silueta de una poderosa máquina que se abre paso como un rayo entre la fuerza de la gravedad de un agujero negro y el atractivo resplandor de una estrella recién nacida. Si el sonido de Lewis Fautzi se pudiese materializar, tendría ese aspecto.
Podemos establecer un paralelismo con su carrera. Lewis Fautzi ha protagonizado un ascenso meteórico en la escena del techno, como un proyectil lanzado al espacio a la velocidad de la luz. En 2013, el mismo año que vio su primer lanzamiento destacado en su Portugal natal con Soniculture, Fautzi dio comienzo a una serie de releases en un sello clásico de la historia del techno: Soma Quality, de Slam. De buen principio se impuso la norma de trabajar siempre con sellos respetados. Un año después, en 2014, llegó su primer álbum, un paso que muchos artistas techno temen dar. Era The Gare Album, titulado en honor al club de Porto que impulsó su creatividad y le sirvió como trampolín para su carrera, publicado también con Soma.
En 2015, Lewis ya tiene en su haber dos EP que publicó en Figure Music de Len Faki, dos apariciones en el sello PoleGroup de Oscar Mulero (un EP de originales remezclados por Exium y por Kwartz, y un corte en la recopilación Unknown Landscapes Vol.2), además de otro lanzamiento con Warm Up en el que Mulero remezcla dos temas y una colaboración con Pär Grindvik en su criatura Faut Section, la misma discográfica que nos ofrece un EP de Oscar Mulero con dos remixes de Lewis Fautzi. Aún más importante es el lanzamiento de su segundo álbum con Soma, Space Exploration. Se trata de un trabajo conceptual, tan personal como alienígena, en el que da rienda suelta a su insaciable sed de conocimiento y exploración musical y expande sus horizontes hacia un sonido más ambient y experimental. También nos ha proporcionado experiencias de turismo interestelar tanto como DJ, como con sus directos en las pistas de baile de Trésor, Gare Porto y Lux Frágil, entre otros lugares de renombre, además de en la última frontera: Berghain.
Todos estos datos nos podrían llevar a olvidar que Luís Gonçalves (su verdadero nombre), de la pequeña ciudad de Barcelos, aún no llega al cuarto de siglo de vida. Uno se pregunta de dónde ha salido todo ese universo musical y la respuesta más probable es que le viene de vivir inmerso en el techno. Porque no solo es productor, sino que lo estudia y absorbe el estilo desde todos los puntos de vista para hacerse con un arsenal de ideas y conceptos que sintetiza en un sonido que, sin apartarse de los fundamentos, acaba siendo muy personal y atrae a entusiastas del techno de gustos muy variados. Sí, en su obra encontramos los tonos cósmicos de Mills, los ecos subterráneos de Berlín, el impacto del estilo industrial británico y el peculiar groove de la escena española, pero todo tiene el sello distintivo de Lewis Fautzi.
No importa cuántos años lleve un productor de techno: sabe que lo está haciendo muy bien cuando al principio de su carrera el alienígena Jeff Mills incluye varias de sus producciones en uno de sus sets. Es el sello de aprobación definitivo, pero no parece que a Lewis esa responsabilidad le quede grande. Su creciente amplitud de miras, la madurez de su música y el reconocimiento de sus compañeros lo testifican. El viaje de exploración de Lewis Fautzi acaba de empezar. ¿Hasta dónde nos llevará?