Criada en el norte de Marruecos, Nina creció con una dieta variada de música desde su niñez y es por eso que es difícil de definir musicalmente. Inspirada por el amor de sus padres por la música, tomó clases de piano cuando tenía 7. Pocos años más tarde descubrió la música electrónica y las fiestas posteriormente, y es allí donde comenzó la magia. Comenzó a estudiar ingeniería de audio en Casablanca en 2011 para comprender mejor su pasión.
Nina estaba muy agradecida cuando comenzó a sonar profesionalmente en algunos clubs en Marruecos, y fue entonces cuando se dió cuenta de que todo se trata de un estado de ánimo y profundos ritmos hipnóticos; tocando esos tracks que te hacen dar un golpecito con los pies y asentir con la cabeza sin que te des cuenta, sin importar el género, el tempo, el estilo o la fecha de lanzamiento.