Hay muchos grandes artistas musicales que desarrollan su carrera desde un púlpito inmaculado, disfrutando de su poder y de su influencia en la masa. También hay otros a los que siempre les ha gustado bajar al barro y sentir lo que siente el pueblo, a los que les encanta entremezclarse con ellos y participar de la experiencia electrónica sin dejarse nada en la reserva. Este siempre ha sido el caso de Sven Väth, un guerrillero techno que sigue sintiéndose un clubber más siempre que los achaques de la edad se lo permiten. Seguramente ya conozcáis la historia de esta leyenda, pero no viene mal de vez en cuando recordarla y tomar ejemplo de lo bueno y lo malo que nos ha enseñado este artista inmortal.

La historia de Sven comienza durante la guerra fría en la Alemania del muro, cuando sus padres tuvieron que huir, terminando en Frankfurt donde abrieron un pub. Fue allí donde el joven Sven se empapó de todo tipo de música y donde aprendió el arte de DJ. Poco después comenzó su idilio con Ibiza, ya que en el verano de 1980 desembarcó en la isla con poco dinero y teniendo que aceptar pequeños trabajos que le costearan la manutención y la fiesta. De vuelta a Frankfurt se convirtió definitivamente en el DJ del negocio familiar y ahí comenzó su leyenda.

Poco después, en 1982, se hizo con la residencia en el club Dorian Gray y conoció a Michael Münzing y Luca Anziloti con los que formó Off (Organization for Fun). De esa época es el mítico éxito de música dance «Electrica Salsa», en el que Sven mueve las caderas como nadie. Sus compañeros de aventura se fueron por su propio camino y Sven creó su propio club y uno de los templos techno por excelencia: Omen. Por aquella época junto a Heinz Roth y Matthias Hoffman creo, el sello discográfico Eye Q Records, sello en el que se publicó en 1992 su primer álbum «Accident in paradise».

En aquella época estaba muy influenciado por el sonido trance psicodélico, ya que pasaba largas temporadas en la India y era un habitual de las fiestas Goa. Ya reconocido como uno de los profetas de la electrónica en Alemania, fue uno de los grandes protagonistas del Love Parade, llegando a pinchar para un millón y medio de personas.

Pero fue justo antes de la llegada del nuevo siglo cuando Sven se entregó al techno definitivamente. Fue en 1999 cuando creó la marca Cocoon y la comenzó a desarrollar en Ibiza. Su misión era complicada, desbancar a los sonidos británicos más comerciales y hacerlo con una fiesta en Amnesia Ibiza en uno de los días más difíciles de la semana…, los lunes. Pero para  Sven Väth nada era imposible y situó su concepto en lo más alto de la escena ibicenca. Cocoon era la fiesta de los trabajadores de Ibiza, la respuesta al sonido manufacturado para los turistas, una revolución musical que contagió a clubbers de todo el mundo y que subió a los altares a DJs de la categoría de Ricardo Villalobos, Richie Hawtin, Luciano, Adam Beyer o Marco Carola, por nombrar algunos. De ahí nacieron Coccon Records y su propio club Cocoon en Alemania.

Como todo en la vida Cocoon se fue difuminando poco a poco, pero Sven ya había conseguido convertirse en leyenda y ganarse el cariño de los clubbers por su cercanía y su energía desde la cabina. Hoy en día Sven Väth pincha por placer como lo hará en Metro Dance Club el próximo 5 de diciembre y reivindicando el formato vinilo hasta las últimas consecuencias. Sven ya ha dejado a un lado la militancia extrema de su juventud, pero aún conserva en su corazón ese fuego rebelde cada vez que tiene que ponerse detrás de una mesa de mezclas. ¡Larga vida a Papá Sven!